Este fue el comienzo de nuestra luna de miel. A Josh le hacía mucha ilusión ir a Asia y yo accedí, pero solo si lo visitábamos en un crucero. Nuestro viaje duró poco menos de un mes y visitamos: China, Corea del Sur, la isla de Jeju, Japón, Taiwán y Hong Kong.
China es el lugar con más diferencia cultural que hemos visitado y como cuando esto pasa, hay varias cosas que te encantan y otras que no tanto.
Leímos decenas de blogs para preparar el tour de Shanghai y todos ellos se ceñían a enumerar los puntos a visitar, pero nosotros consideramos que nos hubiera encantado haber leído, aprendido y haber sabido mucho más de la cultura antes de haber llegado. Creemos que esto nos hubiera adelantado y prevenido varias situaciones y es por eso, que te queremos contar todo tal y como fue, con pelos y señales para que cuando visites estas magníficas tierras, estés preparado y con la mente lista para disfrutarlo al máximo.
Nuestro Viaje
Día 1 en Shanghai – Vuelo y Disneyland Shanghai
Viaje
Llegamos a Londres Heathrow con mucha antelación, así que, como siempre hacemos cuando esto sucede, fuimos a la sala VIP donde podemos comer, beber y repetir.
Esta es una muy buena opción cuando tienes mucho tiempo y hambre, ya que en la sala VIP puedes comer y beber todo lo que quieras mientras disfrutas de una buena señal wifi y cómodos sofás.
Depende del aeropuerto, pero nosotros solo accedemos cuando están sobre los 30€ por cabeza, a este precio, consideramos que si tenemos que parar a comer en el aeropuerto y después a tomar un café y comprar una revista, en muchas ocasiones terminamos pagando más.
En esta situación y aprovechando el hecho de que era nuestra luna de miel, preguntamos en varias ocasiones y a varios miembros del personal, si nos podían mejorar la categoría de nuestro vuelo y volar en Business, pero de forma gratuita, por supuesto.
Siempre leemos que los viajeros suelen recibir una mejor categoría solo por preguntar educadamente, sin embargo, podemos decir abiertamente que nunca hemos estado entre esos pasajeros afortunados y que esta vez, no fue diferente.
En lugar de eso, teníamos a un recién nacido delante y a dos niños de seis años detrás de nosotros. Karma. Solo porque consideramos que merecíamos un trato especial porque era nuestra luna de miel. Karma delante y detrás.
Pero sin perder la esperanza, Josh preguntó por última vez a los azafatos del avión y esta vez, en lugar del “lo siento caballero”, nos dieron precios: £2000 o £6000 dependiendo de la categoría elegida.
Después de eso, nos pusimos cómodos en nuestros asientos baratos y dormimos durante 1 hora en la totalidad del viaje.
Llegada a Shanghai
Aterrizamos en Shanghai a primera hora de la mañana y nos subimos al transfer que nos llevó durante 1 hora hasta nuestro hotel Radisson Blu New World en el centro de la ciudad.
La habitación estaba genial, era grande y tenía unas vistas increíbles, pero desafortunadamente no pudimos disfrutarlas mucho debido a la cantidad de niebla provocada por la contaminación que cubre constantemente la ciudad.
Shanghai Disney Resort
Nuestro primer día lo pasamos visitando Shanghai Disney Resort, así que nos subimos al metro y por 12 yuanes (unos 1,5 €) nos llevó directamente hasta allí.
Aquí es donde nos dimos cuenta por primera vez de que:
1 – Nadie entiende ni habla inglés.
2 – Todos miran a los occidentales. Es una mirada constante que no cesa, aunque mires de vuelta. Pero hay que tener en cuenta que para ellos, esto no es de mala educación. Ellos se sienten curiosos porque no es común ver a occidentales e incluso muchos lugareños te sacarán fotos. Nos sentimos tan famosos como Justin Bieber y nos hicieron más fotos que en el día de nuestra boda.
Estoy casi segura de que la mitad de Shanghai tiene mi foto en sus móviles, al principio le pedía a Josh que se colocara delante de mí, pero la gente le rodeaba o empujaba para sacarme una foto, así que al final, decidí otorgar mis derechos de imagen a la República Popular de China.
Finalmente, llegamos a Disneyland Shanghai, donde pagamos 800 yuanes por nuestras dos entradas (unos 100 €).
Vimos todos los desfiles y disfrutamos escuchando todas las canciones de Disney en chino.
La mejor atracción sin duda fue Tron, y aunque estábamos exhaustos, lo pasamos de maravilla, como siempre lo hacemos cuando visitamos un parque temático de Disney.
De vuelta al hotel, paramos en una de las tiendas de la estación de metro y compramos sushi, dos tartaletas y helado y cenamos en nuestra habitación de hotel.
Día 2 en Shanghai – Visitando la ciudad de Shanghai
Reservamos nuestro crucero, vuelos, hotel, traslados … con una agencia de viajes llamada Iglu Cruises del Reino Unido, una compañía que hemos usado varias veces y que nos encanta porque se encargan de organizarlo todo, así que tú solo te tienes que preocupar por disfrutar de cada segundo.
Tour de la ciudad
Incluido en nuestro paquete, teníamos un tour para aprender más sobre la ciudad de Shanghai.
Estuvimos esperando durante treinta minutos a un grupo que no llegaba y cuando decidimos irnos sin ellos, la guía soltó un comentario tan racista, que nos dejó a todos sorbiendo el té matcha, calladitos y portándonos bien.
Durante el recorrido, visitamos el fantástico Barrio Yuyuan y los Jardines de Yuyuan, que son una combinación de casas tradicionales, estanques y arquitectura típica.
Aquí es uno de los únicos lugares, si no el único, en todo Shanghai donde puedes comprar souvenirs y postales, así que asegúrate de no irte sin ellos!
Luego nos dirigimos hacia el Bund, que es un paseo marítimo con esculturas, jardines y excelentes vistas de la ciudad.
Con vistas a los modernos rascacielos, como el Oriental Pearl, la Torre de Shanghai y el Centro Financiero Mundial de Shanghai.
En ese mismo paseo, también nos llevaron a visitar una fábrica de perlas y jade donde compré por un precio excesivo (estoy segura de ello aunque encantada con lo que compré), un anillo y unos pendientes y Josh compró un dragón de jade.
Terminamos nuestro recorrido en la Concesión Francesa, que es una excelente área para comer o cenar.
Después del recorrido, comenzamos el tour que habíamos planeado nosotros mismos, y el primer lugar que visitamos fue Fuixing Park, donde supuestamente, a parte de un gran parque, habíamos leído que había un pub llamado Pub 97 con una pecera con tiburones. Miramos y caminamos por todas partes, pero no pudimos encontrarlo de ninguna manera.
Nos subimos al metro y fuimos a nuestra siguiente parada, el Templo Longshan. La estación de metro estaba siendo renovada, así que terminamos saliendo a un descampado gigante con campo a un lado y una pared al otro.
Varias personas con motos pasaban y se paraban para mirarnos curiosamente y finalmente y de repente, llegamos a la calle principal que nos llevó al templo.
Este estaba repleto de budas y nos encantaron cada uno de sus espacios.
El Mercado de Falsificaciones
Una vez terminamos la visita al templo, decidimos ir al famoso mercado de las falsificaciones ubicado en la estación de metro “Shanghai Technology & Science Museum”.
Antes de nuestro viaje, pasamos bastante tiempo tratando de encontrar el mejor mercado de falsificaciones ya que hay varios, y fue bastante difícil porque no entendíamos dónde estaban exactamente ubicados, sin embargo, cuando llegues, sabrás que estás en el lugar correcto.
Es un laberinto lleno de tiendas y gente comprando y vendiendo artículos de falsificación de alta calidad.
Justo en la entrada de este “centro comercial”, serás recibido por la frase que te acompañará durante todo el tiempo que pases en ese mundo subterráneo, bastante sucio, oscuro y lleno de vida: Bag or watch? (¿bolso o reloj?)
En el momento en que respondes: Sí! Un chico te guiará por todo el laberinto, como una especie de personal shopper que te llevará hasta lo que estés buscando, si quieres un reloj, te llevará a una tienda de relojes donde probablemente obtenga una comisión por cada venta y al terminar, lo mismo para comprar bolsos, teléfonos móviles, ropa, bufandas, zapatillas … y cualquier otra cosa que se te ocurra, la podrás encontrar en este lugar.
Durante más de 2 horas fuimos algo así como la Pretty Woman ilegal de Shanghai y estuvimos negociando como nunca antes habíamos negociado.
Josh quería un reloj de marca de falsificación y cuando lo encontró, el precio de partida era de 3250 yuanes (aproximadamente 420 €).
Después de una intensa negociación en la que el vendedor lo cogía y estiraba del brazo, el precio seguía sin ser lo que Josh estaba dispuesto a pagar, así que decidimos salir de la tienda y finalmente, fue entonces cuando el vendedor nos gritó la oferta final mientras nosotros andábamos por el pasillo.
Josh se dio la vuelta, volvió a la tienda y terminó comprando un reloj de lujo de excelente calidad (con la magnífica característica de que cada mes tiene 39 días), por 200 yuanes (unos 25 €).
Entonces llegó mi turno, yo quería comprarme un bolso, así que nuestro asistente de compras nos llevó a otra tienda, pero no me gustaban porque se notaba que eran falsos y de mala calidad.
Así que el vendedor se acercó a mí y me preguntó que qué estaba buscando, le expliqué que estaba buscando grandes marcas, bolsos de diseñador con diseños de últimas temporadas y de buena calidad y no se hable más!
Nos dijo que lo siguiéramos a través de ese laberinto de tiendas hasta llegar a una persiana de metal negro, la abrió y mientras esperaba pacientemente a que me secuestraran para venderme a trozos, abrió otra puerta que era completamente invisible a simple vista y que te llevaba directamente a una boutique de bolsos llena de gente, muy limpia, con espejos y con bolsos de diseño bien presentados y expuestos y de gran calidad. Allí compré un bolso por 200 yuanes.
Terminamos nuestro tour de compras comprando trece bufandas y pañuelos de seda de gran calidad y buenas marcas (con su bolsa de marca, etiquetas e incluso factura falsa), todos ellos por 600 yuanes.
¡Podríamos haber comprado muchas otras cosas que nos encantaban! Abrigos, deportivas, gafas de sol … pero no queríamos comprar mucho porque era nuestra primera parada y habíamos leído también acerca de los mercados de falsificaciones en Hong Kong, que era el destino final de nuestro crucero.
Pero ahora que hemos visitado los dos, podemos decir que los de Hong Kong no tienen nada que ver con los mercados de Shanghai, por lo que si deseas comprar buena calidad a un excelente precio, Shanghai es tu lugar.
Torre Oriental Pearl
Agotados pero muy contentos con todo lo que habíamos comprado, decidimos ir a la torre Oriental Pearl a cenar.
Durante las últimas 24 h solo había estado subsistiendo a base de té de Starbucks porque no podía encontrar un lugar para comer, donde estuviera 100% segura de que no iba a comer carne o pescado. Soy vegetariana y fue realmente difícil comer en Shanghai porque ni la comida ni los ingredientes solían estar indicados y los camareros no respondían tus dudas, aunque les preguntaras.
Eso sí, estaba feliz de no ser alérgica o intolerante a nada, ya que las comidas se habrían convertido en una ruleta rusa.
Así que decidimos comer bien al menos una vez durante nuestra estancia en Shanghai, nos arreglamos, cogimos el metro y llegamos al Oriental Pearl buscando el restaurante buffet giratorio con vistas 360ºC de la ciudad.
En la entrada, había un punto de control de seguridad donde necesitábamos dejar nuestro mechero en una caja de cartón y luego, ya nos permitieron acceder a una plaza en donde estaba ubicada la Perla Oriental.
Descubrimos, sin saber cómo, que necesitábamos comprar los tickets antes de acceder al ascensor que nos llevaría al restaurante en la parte superior.
Decidimos probar suerte en recepción, pero por supuesto, la persona detrás del mostrador no sabía hablar inglés ni se mostraba muy interesada en ayudarnos. Es importante, tener en cuenta que, que no te quieran contestar a preguntas, para ellos no se considera un acto de mala educación. La guía turística nos explicó que ellos consideran que al muchos habitantes, les sería imposible contestar y resolver dudas a todos aquellos que lo pudieran necesitar.
Así que descargamos la aplicación Google Translator con la que puedes traducir cualquier texto simplemente con la cámara del móvil y apuntando con la cámara el texto a traducir, vimos que había una opción llamada algo así como: ascensor y restaurante. Esperando que la traducción fuera la correcta, nos pusimos de nuevo en la cola.
Cuando era nuestro turno, indicamos con el dedo la opción que queríamos y para variar, la tarjeta de crédito no funcionó. Por alguna razón, en Shanghai nuestras tarjetas solo funcionaban cuando se introducía el chip y no cuando se pasaba la banda magnética.
Se lo explicamos con signos a la recepcionista, pero no estuvo por la labor de probarlo y nos indicó que nos apartáramos para dejar paso a otros clientes.
En este punto y decididos a no dejar pasar la oportunidad de cenar en un sitio tan emblemático, decidimos ir a buscar un cajero automático para sacar algo de dinero y simplemente pagar con efectivo, ya que consideramos que sería la opción más sencilla para todos. Así que salimos de la torre, de la plaza, pasamos por el punto de control de seguridad y caminamos hasta encontrar un banco y contentos con nuestro dinero en efectivo fuimos a comprar nuestros tickets que costaban unos 45€ por cabeza.
Por fin, el ascensor nos subió al restaurante, estábamos hambrientos y también emocionados de estar allí y cuando nos asignaron una mesa, fuimos a ver qué había en el buffet.
La variedad era enorme, pero nuevamente, ninguno de los platos estaba indicado con los ingredientes ni con lo que eran y puedo asegurarte que a simple vista, y a veces ni probándolos, se podía determinar.
Como estábamos en la atracción más turística y famosa de Shanghai, le pregunté al camarero detrás de una de las mesas del buffet y, nuevamente, no obtuve nada más que una mirada sostenida, así que llené mi plato con cacahuetes y disfruté de la cena con cacahuetes más cara de mi vida, pero eso sí, con unas increíbles vistas 360ºC de la ciudad de Shanghai.
Una vez que terminamos de cenar (fue bastante rápido sobretodo para mi) decidimos irnos hacia el hotel, pero no se nos permitían usar el ascensor ya que dedicaban la bajada como parte de la atracción turística y te obligaban a bajar a pie, visitando todos los pisos con vistas panorámicas uno por uno.
De vuelta al hotel supe que, al menos con lo que a mi respecta, seguiría bebiendo té de Starbucks durante el resto del tiempo en Shanghai para el desayuno, la comida y la cena.
Día 3 en Shanghai – Shanghai City & Crucero
Este día solo teníamos unas pocas horas para hacer turismo porque nuestro transfer nos recogía a las 9:45 a.m. y no estábamos dispuestos a perder la oportunidad de continuar descubriendo esta ciudad y su cultura, así que a las 6 de la mañana nos despertamos, pasamos a por un Starbucks y nos dirigimos al Templo del Buda de Jade que nos encantó e inmediatamente supimos que había valido la pena levantarse temprano.
De camino al hotel y con tiempo de sobra para el transfer, decidimos bajar en una parada de metro antes de la de nuestro hotel, para poder encontrar una postal que siempre enviamos a nuestra familia.
Caminamos durante más de 1 hora en línea recta hasta llegar al hotel, éramos totalmente inconscientes de cuán grande era la ciudad y durante ese tiempo, paramos y preguntamos en varias tiendas, llevábamos la palabra escrita en chino en nuestro móvil, pero desafortunadamente, no pudimos encontrar ninguna postal.
Eso sí, en una de esas tiendas, encontramos un juego de té súper bonito que nos costó 25 yuanes (3 € más o menos).
Llegamos al hotel justo a tiempo para ser recogidos por el transfer que nos llevó directamente a la Terminal de cruceros para subir al Celebrity Millenium.
Llegamos muy muy temprano, habíamos llamado a la compañía de transfers para retrasar nuestro horario de recogida, pero no nos pudieron ayudar porque no hablaban inglés, por lo que fuimos los primeros primerísimos en llegar.
En medio de la carretera, cerca de la puerta de entrada a la terminal, vimos a un grupo de personas que parecían trabajadores, así que les preguntamos si sabían qué teníamos que hacer y nos señalaron nuestras maletas. Sin estar seguros de estar haciendo lo correcto, dejamos nuestras maletas bajo la lluvia a su recaudo y nos entramos a la terminal.
Afortunadamente, había un Starbucks en la terminal de cruceros, el cual, me alimentó durante las 6h en las que estuvimos esperando a embarcar.
Una vez a bordo, nos despedíamos del destino más agridulce que hemos tenido el honor de visitar, pero ya pensando en volver, para visitar los Guerreros de Xian y volvernos a pasar por el mercado de las falsificaciones.
Especialmente visitando China (que es la cultura más diferente, que hemos tenido la oportunidad de visitar hasta ahora) y viviendo muchas situaciones diferentes e increíbles, nos hizo recordar que:
– lo que consideras una “cosa normal”, no lo es para todos,
– lo que entiendes como un manjar, no lo es para todos,
– y lo que consideras insoportable, es algo que otros, ni siquiera se plantean.
Todo depende de lo que has visto, experimentado y vivido durante toda tu vida y todos esos factores son los que crean la idea de “tus cosas normales”.
Cuando viajas, todas esas cosas que se salen de tu idea de “lo normal” se te aparecerán constantemente recordándote que debes ser abierto, disfrutar de los hábitos de los demás y lo más importante, aprender a respetar otras culturas.
Porque, aunque te puede resultar extraño, sorprendente, incómodo o fabuloso, es su “cosa normal” y siendo un invitado, te ofrecen el mejor de los regalos, la posibilidad de ser uno de ellos o vivir tal y como ellos lo hacen durante el tiempo que estás visitando su hogar y también a lo mejor, la posibilidad de llegar a considerar otras cosas como “cosas normales”.
Información Útil
Moneda: Renminbi/Yuan CNY | Tipo de Turismo: Ciudad | Agua potable: No |
Temperatura: 15ºC en abril | Coste Medio: 2/5 | Lado de conducción: Derecha |
Zona Horaria: UTC/GMT +8 | Tipo de Enchufe: Tipo I | Modo de Transporte: Metro |
Población: +- 24.3 Millones | Visado?: Si | Seguridad: 4/5 |
Idiomas: Shanghainés/Mandarín | Apto para Vegetarianos: 1/5 | Apto para viajes con niños: Si |
Consejos
Cuando viajes a China, tienes que ser consciente de que la cultura china es completamente diferente a la nuestra.
- Algunas de las ciudades como Shanghai, tienen más de 24 millones de habitantes, es una metrópolis tan grande que ni somos conscientes de cuanto. Para hacerte una idea, de una parada de metro a la siguiente, puedes andar a paso rápido durante casi una hora.
- Siendo occidental, serás el centro de atención en todos los lugares a los que vayas y todos te mirarán: personas mayores, niños, mujeres y hombres… e incluso te harán fotos. A pesar de ser tantos habitantes, no se ven a penas occidentales, por lo que para ellos, es todo un evento.
- Comer en China es como comer en esos restaurantes donde cenas en la absoluta oscuridad, nunca sabrás lo que estás comiendo y, aunque preguntes, es probable que nunca recibas una respuesta (de nuevo, esto no es de mala educación para ellos).
- Mientras caminas por la calle te encontrarás con personas que escupirán en el suelo, gente eructando… Son comportamientos socialmente aceptados para ellos. En los centros comerciales de lujo, estaba prohibido, pero aún así seguía sucediendo.
- Los habitantes usarán máscaras cuando ellos estén refriados y con el fin de no contagiarlo, nos pareció muy buena idea, pero era algo que antes del COVID19, era inusual para nosotros los occidentales),
- Es muy común que el inodoro sea una letrina y cuando finalmente encuentres inodoros como los que nosotros usamos, verás que el asiento está lleno de huellas de zapatos, porque a pesar de que no es una letrina, todavía lo usarán de esa manera.
- En Shanghái, buscamos incansablemente una postal y más tarde nos dijeron que solo las puedes encontrar junto con los souvenirs en el barrio de Yuyuan.
- En China, no hablan inglés en absoluto, ni siquiera en lugares muy turísticos.
- Negocia, negocia y negocia.
- Google Maps es una de las aplicaciones prohibidas en China (junto con Facebook), por lo que te recomendamos descargar los mapas para que puedan ser usados sin conexión si planeas hacer turismo por tu cuenta.